Dimensiones

En el Colegio Mexicano la dimensión humana de la formación permanente se realiza en dos vertientes: la personal y la comunitaria. En la medida en que el sacerdote asume con seriedad su proceso personal de madurez humana y lo vive como un auténtico signo de espiritualidad encarnada se integrará creativamente en la comunidad fraterna y cultivará maduras y profundas amistades sacerdotales, fuente de serenidad y de alegría en el ejercicio del ministerio.
(Lineamientos de Formación, No. 10)

La vida espiritual, centro vital que unifica y vivifica el ritmo de la comunidad sacerdotal, propicia una conciencia cada vez mayor del llamado a ser discípulos y del envío a ser pastores que anuncian la alegría del evangelio. Los miembros de la comunidad del Colegio Mexicano están llamados a vivir con generosidad responsable la novedad y riqueza de esta experiencia.
(Lineamientos de Formación, No. 15)

La dimensión intelectual de la formación permanente tiene como finalidad que los presbíteros incrementen su reflexión y conocimiento sapiencial de la Sagrada Escritura, de la filosofía y de la teología, de otras ciencias eclesiásticas y de las ciencias humanas, con el fin de que se mantengan capaces de dar razón de su fe y de su esperanza, en cualquier momento y en cualquier contexto.
(Lineamientos de Formación, No. 20)

El Colegio Mexicano busca la formación permanente de pastores que sean hombres de Dios, hermanos, amigos, compañeros de camino y cooperadores de la verdad, capaces de colaborar creativamente con sus Obispos y sus presbiterios en la misión evangelizadora de sus respectivas Iglesias Locales. En el Colegio los sacerdotes buscarán seguir formando esta conciencia a través de los estudios, las actividades de animación espiritual, de la vida comunitaria y pastoral durante el curso escolar y en las vacaciones. (Lineamientos de Formación, No. 28)